El día antes de irme de viaje para Venezuela, un viernes a las 14:50, 10 minutos antes de que cesaran las actividades laborales, me llamaron con un tono de voz bajo y tranquilo a la sala de reuniones.
Para serte muy sincera, desde hace un tiempo para acá estoy trabajando en agudizar mi intuición y TE JURO que yo sabía que esto -que ahora te contaré- iba a pasar. Estoy teniendo sueños reveladores, cada vez leo mejor a las personas, presiento eventos… en fin, que soy tu bruja de confianza.
Me despidieron.
Bueno, mejor dicho: el universo me tuvo que mandar a decir con más fuerza que ese no era mi camino.
Para ser lo más técnica y precisa posible y así evitar que mi esposo me corrija, te digo exactamente lo que pasó:
No me despidieron, simplemente terminaron el contrato indefinido y me ofrecieron hacer lo mismo, pero siendo autónoma. Vamos, me ofrecieron un falso autónomo de toda la vida.
A las 15:20 me fui a mi casa con miles de pendientes antes del viaje del día siguiente y con la gran interrogante:
“¿Qué coño hago?”
Claro, esto me lo preguntaba mientras mentaba la madre y me cagaba en las formas tan hostiles con las que decidieron actuar en aquella empresa.
Terminé los pendientes y la maleta. Dormí. Fui al aeropuerto. Me despedí de mi mami y esposo. Me tocó una fila completamente libre para dormir todo el vuelo. Despegué.
Apenas aterricé en Caracas se lo conté a mi papá y me hizo dos preguntas:
¿Cómo te sientes ahora?
¿Cómo te sentirías volviendo a ese lugar al llegar de Caracas?
Mi primera respuesta fue visceral. Dije cuanta barbaridad se me cruzó por la cabeza.
Mi papá escuchó y luego me dijo:
Hablamos en unos días. Procura meterte en el mar cuando bajes a la playa.
🌊🌊🌊🌊
Desde Caracas hasta la playa son 30 minutos en carro/coche. Una delicia de paseo en el que vas rodeado de montañas verdes gigantes y que justo cuando crees que no existe nada más bello, llegas a la costa y ves el mar a lo lejos.
Apenas llegué, fui directo a meter los pies en el mar.



En la noche volví a caminar por la orilla y por la mañana bajé temprano a echarme un chapuzón en la tranquilidad de mi soledad.
Entre baños de luna llena y agua salada, dejé ir el rencor que el ego guardaba. Sentí como si al salir del mar, el problema se había disuelto entre las olas y ahora solo tenía - y tengo - claridad:
Lo que realmente me dolió fue la forma, no el hecho.
Y es que muchas veces me he quedado pegada a las formas en las que pasan las cosas en vez de enfocarme en el para qué.
Después de bañarme en agua salada, y del caribe que siempre es mejor, pude aprender que cuando logras sacudir las heridas del ego, darles su espacio y dedicarle tu energía a otros pensamientos, se abre la posibilidad de VER con claridad la increíble oportunidad que te está dando la vida.
Aquella conversación de 20 minutos en la sala de reuniones un viernes a las 14:50 de la tarde, fue una herida directa al ego de la que no solo pude sobrevivir, sino hacerme más fuerte e inteligente a nivel emocional.
Como siempre, sino no sería yo, hice una lista de aprendizajes adicionales que quiero compartir:
Mientras más crezco emocional y personalmente, más sé lo que quiero y lo que no, por lo que es más fácil y complicado a la vez conseguir trabajos, amistades y situaciones con las que me sienta en sintonía. OJO, cuando los consigo es mágico. Ese es el precio de trabajar el autoconocimiento.
Tenía una falsa creencia de que “me ha costado conseguir mi trabajo soñado y entender lo que quiero hacer” porque nunca me he sentido cómoda en los trabajos “típicos” que son aceptados y respetados, pero la realidad es que siempre he sabido lo que quiero hacer, sólo que me he dejado llevar por los “debería” de la sociedad y he confiado poco en lo que sé que puedo y quiero brillar.
Creo que es importante mantenerse fiel a tu instinto. Si bien es cierto que muchas veces, sobre todo en la vida adulta, debemos quedarnos en situaciones que no nos encantan por miles de factores que no podemos controlar, SI podemos comenzar a elegir mejor poco a poco para salir del barro
El ego no es malo, es necesario, pero también es necesario entenderlo para manejarlo.
Dios/ el universo/ el viento, como quieras llamarlo, siempre está de tu lado, pero tienes que escucharlo porque sino se ve obligado a mandarte situaciones más fuertes hasta que lo hagas. Como a mí esta después de ignorar mil veces las señales para renunciar.
El agua salada es lo mejor pal alma y tal ego.
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